lunes, 11 de agosto de 2008

Hogar dulce hogar

Llegar a casa luego de tres meses es todo un suceso. No esperaba ver cambios, sin embargo estaba equivocada. Entro a mi pieza (que ya no lo es tanto) y pa!, en la de mi hermano (que tampoco es tanto su pieza), tambien.
La hostilidad se mantiene, es como un ser eterno que pulula, nos enoja (a unos más que otros) y no se va.
Venía con hartos planes en verdad, planes de vagar, lo cual aún no puedo hacer.
Arrastro la mochila llena de piedras que el puerto me entregó antes de venir. Incertidumbres varias que me roban el sueño y el hambre. Cuando por fin logro dormir despierto y apareces tu, entonces ya nada existe en serio y lo que sé que es verdad no lo quiero para mi.
Qué más da estar aquí o allá?
Si todo me persigue, si las cosas que no son cosas se aferran a mi y no me dejan en paz.
Si tu sigues siendo tan feliz como siempre, si tu te demoras con papeles que contienen veredictos bipolares extremos.
Si extraño un poco más que ayer y si temo de igual forma.
La vida es así, no me gusta, pero yo no la inventé y no sé que pueda hacer por su bien.
Los mismos temas de fondo, los mismos que estaban allá, en el sur.


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