viernes, 29 de diciembre de 2017

Jota Be.

He pensando tanto en ti y en tu cuerpo, tu cuerpo delgado, tu cuerpo de sílfide latinoamericana; de ninfa indefinida.
He pensado en tu pelo lacio a la fuerza, en tu flequillo oscuro, en tu sonrisa ancha de dientes imperfectos, en tu nariz con forma de gota, en tu piel olivácea.
He pensando en tu casi metro ochenta, en tus pantalones a la cadera, en tu bolso cruzado y tu chaleco con un cierre al medio.

Y así como trato de recordar, hace casi 12 años atrás, la atracción infinita que me producías, de lo no binario, de lo no concreto, de tus sueños de triunfar como las diosas al otro lado del continente. En un país, que probablemente, entendiera más de estas cosas que nosotros, hace tanto tiempo atrás.
Tu plan era bastante sólido, y a pesar de que en ese momento de mi vida, la fe no era algo que anidara en mi corazón de forma constante, deseaba con todo mi corazón que resultara, porque la injusticia siempre me pareció un concepto demasiado perverso como para validarlo, como para dejar que se fundiera con mis ideas o peor aún, con mi alma.
Evidentemente estuvimos juntas no demasiado tiempo, nuestra amistad tenía fecha de caducidad, yo me fui de la región y tu te quedaste, y el primer paso de plan no funcionó como lo planificaste.

¿Sabes? la memoria, a pesar de la mitología que me ronda, no es lo mío y la verdad no recuerdo cuándo nos vimos de nuevo, pero tu me reconociste y a pesar de todo el fracaso inicial, vi tu espíritu estoico, confiando en el plan trazado quizás cuántos años antes, me regalaste algo y fue tan breve como gratificante nuestro encuentro furtivo.

Hasta que vi tu foto en Nueva York, en un periplo cuyo fin desconozco, pero lo lograste y ahí estuviste. No debes tener idea, pero cuando estuve en Manhattan, miraba por si aparecías en alguna avenida numérica, con tu alta y delgada figura, trazada con delicadeza, de musa incomprendida.
No te preocupes, que ciertos recuerdos me devuelven la fe.
Dios puede ser gracioso, riámonos con el.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Sombra.

Me senté a dormir sobre el bolster
y mientras me fundía con las cáscaras y plumas
empecé a escarbar bajo mis uñas
sin tocarlas.

Hache.

No me importa.

Pensar que el año anterior hubo una pausa
ni siquiera tuve ganas de escribir
solo porque tenía miedo.

Mike

Este ejercicios tiene un componente sórdido importantísimo
la dermatología de las letras
aquel absceso que debe supurar
aquella cicatriz que permanecerá.

De todas formas estoy sobria.

martes, 27 de junio de 2017

A lot.

Siento tanto que no me cabe dentro.
No puedo organizarlo, ni etiquetarlo ni limpiarlo.
Tal vez por eso me perturba tanto el desorden, producto de mis turbulencias internas.
Tal vez por ese mismo motivo tengo una lista de reproducción con canciones de mierda sonando mientras cocino, escribo y despierto.